Autor: Ricardo Piglia.
Edición: 2000, Barcelona: Anagrama.
Público al que puede interesarle: general (personas con pasión por la lectura), críticos literarios y estudiantes de Literatura, Filología, Humanidades...
Tipo: ensayo.
Otras obras relevantes del autor: La ciudad ausente (novela); Plata quemada (novela, que ha sido adaptada al cine).
RESUMEN
La obra de Ricardo Piglia presenta las reflexiones del autor sobre
mundos posibles de lectores y de formas de lectura. Estas reflexiones
están construidas en diversos capítulos en los que se refleja de
una forma muy personal la experiencia de distintos lectores reales y
ficticios (Kafka, Che Chevara, Borges, Anna Kareninna...). Con cada
lector se muestra una aproximación distinta a la lectura y a la
escritura y se proyecta una visión ética, social, filosófica y
política de la misma.
COMENTARIO CRÍTICO
La amplitud y variedad de los pensamientos expresados en “El
último lector” se asientan en cuatro ejes, en cuatro viajes. Un
viaje a través de diversos lectores para comprender por qué y para
qué se lee. Un segundo viaje a través de la historia de la
Literatura, en el que se puede hacer un repaso de grandes escritores
y de grandes obras literarias. Un tercer viaje hacia ciertos momentos
históricos de gran relevancia en los que se cruzan las vidas de
estos lectores. Por último, se puede hacer un viaje hacia la
intimidad y la vida del propio autor.
“El
último lector” destaca por ser una obra difícil de clasificar dentro de un género literario concreto. Este libro está
compuesto a partir de una mezcla de estilos. El texto está
estructurado y está escrito de manera similar a la de un ensayo.
Pretende hacer una crítica a partir de la pregunta de ¿qué es un
lector? Para ello utiliza un estilo argumentativo y no se relata una
historia, no hay una trama. Sin embargo, faltan elementos clave
propios de un texto ensayístico. Frente a la claridad de las ideas a
defender, la organización y la utilización de unos argumentos para
convencer de las mismas que caracterizarían a un ensayo, Piglia
mantiene a lo largo de la obra una ambigüedad, un cierto desorden,
una ausencia de introducción y de conclusiones claras.
En este aspecto reside la originalidad de “El último lector”,
pues su crítica deja un espacio abierto a la reflexión, a la
creación y a la construcción por parte del lector. Podríamos decir que es un
ensayo novelístico, un ensayo impregnado por la cualidad de la
ficción y marcado con tintes autobiográficos. La intención del
autor en este sentido está claramente expresada en el epílogo:
“Desde luego este libro
no intenta ser exhaustivo. No reconstruye todas las escenas de
lectura posibles, sigue más bien una serie privada; es un recorrido
arbitrario por algunos modos de leer que están en mi recuerdo.”
A pesar de su originalidad este aspecto tiene un doble filo: si el
lector del libro busca un relato literario, no puede encontrar la
pasión de seguir una trama coherente y, si busca una reflexión
sobre la lectura, no puede encontrar una claridad expositiva y una
ordenación de las ideas. Por ello, para disfrutar de
esta lectura se debe estar interesado y ser consciente de dónde está
posicionada esta obra. En caso contrario, uno acabaría defraudado en las
primeras páginas.
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