¿Qué implicaciones tiene la sociedad de consumo de masas según Tim Jackson?
Para
mantener la estabilidad, la actividad económica se ha sustentado en
el aumento de la producción de bienes materiales y servicios para el
consumo. Si el consumo se para, la economía entra en una etapa de
profunda desestabilidad y desempleo. El crecimiento exige vender más
bienes, innovar continuamente y estimular cada vez más la demanda de
consumo. Se genera un proceso continuo de “destrucción creativa”,
en el que se hace necesario producir cada vez más bienes materiales
de usar y tirar. Además, los objetos materiales entran a formar
parte de una lógica social en la que siempre hay un deseo de
consumir más allá de nuestras necesidades básicas. Los objetos
materiales pasan a formar parte de nuestro “yo ampliado”,
constituyen un elemento de posicionamiento y distinción social y una
forma de canalizar, sin éxito, necesidades psicológicas y sociales
de las personas. El consumo nos permite participar en la vida social,
ofrece consuelo, variedad y excitación e intenta aproximarnos a
sueños e ideales; este ciclo siempre fracasa, llevando a más
necesidad de consumo. La estructura del capitalismo y esta lógica
social imperante nos tienen encerrados en lo que Jackson llama la “jaula de hierro del
consumismo”.
Esta jaula ha producido importantes perjuicios
sociales. Para que la población pudiese consumir y la economía
crecer, se han favorecido los procesos de endeudamiento en unos
niveles excesivos y se ha desregularizado el mundo financiero, lo que
ha dado lugar a la crisis económica que vivimos desde 2008. Además,
los gobiernos y las empresas han alimentado el mundo simbólico
alrededor del consumo, generando una competitividad por el estatus y
el posicionamiento social a través del consumo. Se fomenta el
excesivo individualismo y el materialismo, dando lugar a una erosión
del compromiso social y una orientación de la población hacia metas
egoístas. Hay una recesión social y un incremento de la
insatisfacción social, causadas en parte por la dispersión de la
comunidad geográfica, la pérdida de los lazos sociales más
próximos. Asimismo, las desigualdades sociales se han visto
incrementadas en los últimos 20 años, lo que genera una situación
injusta y un incremento de la insatisfacción de la población y de
las tensiones sociales. Por último, el Estado, encerrado también en
este dilema del crecimiento, ha perdido su papel como garante del
bien común al orientarse exclusivamente hacia la promoción del
consumo.
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