“Aprendiendo a trabajar” es un proyecto en el que se relacionan
las formas culturales con los distintos factores políticos, sociales
y económicos propios del capitalismo de los años 70. La cultura de
“los colegas” no se estudia aisladamente, sino que se analizan
sus relaciones con la cultura de fábrica y con la cultura
institucional de la escuela, dentro todo ello del marco de una
sociedad de clases capitalista.
Una de las tesis principales del autor es que, aunque parezca
contradictorio, las propias formas culturales de “los colegas”
están implicadas en el proceso que les lleva a abandonar pronto el
sistema escolar e incorporarse a trabajos no cualificados. Lo que
desde la cultura contraescolar se vive como una forma de liberación,
paradójicamente los introduce en una dinámica desfavorecedora de
opresión y explotación. Según Willis, la cultura contraescolar, de
manera similar a la cultura obrera, busca resistir y subvertir las
formas de autoridad institucionales.
En
mi opinión, estos análisis hacen una aportación importante para la
compresión teórica de las relaciones de clase en la sociedad
capitalista. Willis tiene muy presente la obra de Marx en su trabajo.
Su postura política se asemeja a la de éste, pues como comenta en
los análisis de la segunda parte del libro, muestra un rechazo hacia
el capitalismo y las relaciones de opresión sobre la clase obrera.
La obra de Marx considera prácticamente sólo aspectos económicos
en las relaciones de clase. Las clases están definidas por la
propiedad de los medios de producción, existiendo la clase
capitalista (que posee estos medios) y la clase obrera. Sin embargo,
Marx no da importancia a los aspectos culturales a la hora de
comprender las relaciones de clase. En este aspecto es donde Willis hace una aportación importante. Sus
análisis de las relaciones de clase tienen en cuenta factores
culturales. La reproducción social requiere de un análisis cultural
para ser comprendida en su totalidad (y cambiada). Además, aunque la
clase obrera sufre la opresión y la explotación, tiene unos ciertos
mecanismos culturales que hace que no siempre esté sujeta a esa
dominación y que tienen capacidad para subvertir los valores
impuestos por la clase dominante.
Si
bien Willis da un paso más que Marx para la compresión de las
sociedad de clases capitalista, es interesante mencionar aquí a otro
autor que creo que da todavía un paso más allá: Pierre Bourdieu.
Para Bourdieu, la propia existencia de las clases en el sentido de
Marx es cuestionable. No existe de por sí una clase concebida como
“un grupo movilizado en
pos de unos objetivos comunes y en particular contra otra clase”(*).
Las
personas comparten un determinado espacio social. En este espacio,
gente que se encuentra próxima, que comparte intereses y tiene
afinidades, podría llegar a formar una clase “real” que se
movilice políticamente.
¿Podrían
“los colegas” ser parte de una misma clase social desde este
punto de vista?Aunque comparten ciertas predisposiciones (habitus)
y
están próximos en el espacio social,
en principio podríamos responder que no.
A pesar de sus diferencias, creo que Willis y Bourdieu
están de acuerdo en una cosa fundamental. Desde distintos enfoques
disciplinares y distintas metodologías comparten la idea de que el
componente cultural tiene un peso importante en la reproducción de
las clases sociales.
(*) Las referencias al
pensamiento de Bordieu se basan principalmente en su obra “Razones
prácticas. Sobre la teoría de la acción”, capítulo 1 (1997)
Barcelona: Anagrama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario