El estudio de Willis de "Aprendiendo a trabajar" nos sirve para conocer y reflexionar sobre el
método etnográfico. Willis nos muestra cómo puede utilizarse la
etnografía para comprender la cultura de un determinado grupo (en
este caso, “los colegas”).
La
etnografía es una herramienta muy potente para acceder a distintos
soportes de la cultura. Es una forma de trabajo sacrificada (en la
medida que exige mucho tiempo y esfuerzo) y que requiere de gran
habilidad para acercarse a un determinado grupo y llegar a formar
parte de él. Willis logra llegar a un alto grado de confidencialidad
con “los colegas”
a pesar de ser adulto y de ser un “representante de una cultura
institucional”. Creo que su grado de implicación y su adaptación
para ser considerado parte del grupo puede reflejarse bien en la
conversación que se presenta en el epílogo (pag. 226):
“-
Bill: Tú eras como un profesor más {al principio}, eras alguien que
estaba entre medias, después te consideré como uno de nosotros.
- Joey: Eras alguien a quien podíamos decir la verdad. Eras de la
edad de los profes y sin embargo ninguno de nosotros...estaban muy
lejos de nosotros (…)”
La obra de Willis es un ejemplo de que la etnografía puede
utilizarse en contextos y entornos muy variados. Aunque en sus
orígenes estuviese asociado al conocimiento de culturas indígenas,
su uso se ha ido extendiendo y actualmente se emplea en muchos
contextos. También se ha extendido el uso de la etnografía en
diversas disciplinas, no sólo en Antropología (Sociología,
Psicología...). La etnografía dentro del contexto específico de la
escuela se ha utilizado y se utiliza con gran profusión. En este
sentido “Aprendiendo a trabajar” es una obra de referencia pues
es muy completa y es una de las etnografías pioneras dentro del
ámbito de la escuela (1).
Podemos observar la utilización de distintas técnicas para la
recogida de información. Willis utiliza sobre todo la información
derivada de entrevistas y de la observación participante en distintas situaciones.
Aunque considera que el método etnográfico tiene potencialidades
para llegar a ciertos lugares de la actividad y la experiencia
humana, Willis critica en su epílogo las tendencias de este método
hacia el empirismo, el naturalismo y la objetivación del sujeto. Los
datos etnográficos le sirven para acceder a una cierta parcela de la
realidad para dotar de evidencia empírica a sus construcciones
teóricas. Sin embargo, no cree que toda la realidad sea cognoscible
a partir de este método. Además, hay que tener en cuenta que su
postura política, que está clara y explícitamente presentada en la
obra, influye en que considere que la etnografía tiende al
naturalismo y por tanto al conservadurismo (teniendo éste un matiz
negativo).
En el diálogo del epílogo se ponen de manifiesto algunas
reflexiones sobre la etnografía (lo que tal vez es extrapolable a la
investigación en general). “Los colegas” no se ven reconocidos
en la presentación que de ellos hace Willis (“lo que se refiere a
nosotros es demasiado simple”, “hablas por ti mismo”). La
creación de un producto objetivado de investigación (la cultura de
los colegas en nuestro caso) no es una imagen exacta de la realidad.
El investigador crea un producto que es una representación imprecisa
de la misma y que pasa por los filtros del propio investigador. La
etnografía nos permite acercarnos a los significados de una cultura
o grupo y formar parte de él durante un tiempo pero no nos otorga la
posibilidad de recrearlos de manera fiel y absoluta ni de acceder a
todos sus recovecos.
(1) Para conocer la evolución de la investigación cualitativa en educación (y dentro de ella la etnografía), se pueden consultar por ejemplo los siguientes textos:
Sandín, M.P. (2003). Investigación cualitativa en educación. Fundamentos y tradiciones. Madrid: McGraw-Hill
Woods, P. (1986/1998) La
escuela por dentro: La etnografía en la investigación educativa.
Madrid: Ediciones Paidós.
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