domingo, 15 de julio de 2012

Prosperidad sin Crecimiento, de Tim Jackson III: "la jaula de hierro del consumismo"


¿Qué implicaciones tiene la sociedad de consumo de masas según Tim Jackson?
Para mantener la estabilidad, la actividad económica se ha sustentado en el aumento de la producción de bienes materiales y servicios para el consumo. Si el consumo se para, la economía entra en una etapa de profunda desestabilidad y desempleo. El crecimiento exige vender más bienes, innovar continuamente y estimular cada vez más la demanda de consumo. Se genera un proceso continuo de “destrucción creativa”, en el que se hace necesario producir cada vez más bienes materiales de usar y tirar. Además, los objetos materiales entran a formar parte de una lógica social en la que siempre hay un deseo de consumir más allá de nuestras necesidades básicas. Los objetos materiales pasan a formar parte de nuestro “yo ampliado”, constituyen un elemento de posicionamiento y distinción social y una forma de canalizar, sin éxito, necesidades psicológicas y sociales de las personas. El consumo nos permite participar en la vida social, ofrece consuelo, variedad y excitación e intenta aproximarnos a sueños e ideales; este ciclo siempre fracasa, llevando a más necesidad de consumo. La estructura del capitalismo y esta lógica social imperante nos tienen encerrados en lo que Jackson llama la “jaula de hierro del consumismo”. 
Esta jaula ha producido importantes perjuicios sociales. Para que la población pudiese consumir y la economía crecer, se han favorecido los procesos de endeudamiento en unos niveles excesivos y se ha desregularizado el mundo financiero, lo que ha dado lugar a la crisis económica que vivimos desde 2008. Además, los gobiernos y las empresas han alimentado el mundo simbólico alrededor del consumo, generando una competitividad por el estatus y el posicionamiento social a través del consumo. Se fomenta el excesivo individualismo y el materialismo, dando lugar a una erosión del compromiso social y una orientación de la población hacia metas egoístas. Hay una recesión social y un incremento de la insatisfacción social, causadas en parte por la dispersión de la comunidad geográfica, la pérdida de los lazos sociales más próximos. Asimismo, las desigualdades sociales se han visto incrementadas en los últimos 20 años, lo que genera una situación injusta y un incremento de la insatisfacción de la población y de las tensiones sociales. Por último, el Estado, encerrado también en este dilema del crecimiento, ha perdido su papel como garante del bien común al orientarse exclusivamente hacia la promoción del consumo.

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