domingo, 15 de julio de 2012

Prosperidad sin Crecimiento, de Tim Jackson II: los límites ecológicos


Nos explica Tim Jackson que, desde finales de los años 70, se ha empezado a poner de manifiesto que el planeta tiene unos límites ecológicos que restringen la capacidad de sustentar la actividad económica en el incremento continuo de la producción y el consumo de bienes materiales. Estos límites ecológicos se expresan en dos cuestiones principales. La primera es “el problema de las fuentes”, que consiste en la escasez de los recursos existentes para producir y consumir. El petróleo ha sido una de las principales fuentes en las que se ha sustentado el crecimiento económico, debido en parte a su abundancia y su precio asequible. Cuando este recurso finito empiece a escasear, el momento del llamado “pico del petróleo”, su elevado precio hará que sea un recurso inaccesible para la mayoría de países. Este desgaste es aplicable a recursos minerales tales como el cobre, el estaño, el zinc o la plata. El uso de las tierras y la producción de alimentos también tiene limitaciones y sus precios pueden alcanzar valores muy altos que impidan la alimentación de millones de personas, tal y como sucedió en el comienzo de la crisis de 2008.
La segunda limitación ecológica importante es el “problema de los sumideros”. Esto se refiere a la capacidad del medio ambiente para absorber el impacto derivado de las actividades económicas. En este ámbito, uno de los principales problemas es el del cambio climático, pero también hay otras señales de alarma: la deforestación, la contaminación del suelo, la escasez de agua potable o el colapso de las pesquerías.
Frente a estas limitaciones ecológicas, las posturas que defienden el crecimiento apuestan por la desvinculación como mecanismo de solución: como el sistema de producción se reconfigura y se va haciendo más eficiente, progresivamente se iría haciendo menos dependiente del flujo de materiales. En términos de desvinculación relativa, esto es, un descenso de la intensidad ecológica por unidad de producción, parece que ha habido ciertos avances. Sin embargo, estos avances, que se reducen al contexto de los países con economías avanzadas, no indican un cambio real positivo pues no tienen en cuenta la reducción absoluta del impacto sobre los recursos. En efecto, si atendemos a la desvinculación absoluta, al descenso del impacto sobre los recursos en términos absolutos, vemos que tanto las emisiones de carbono como el flujo de materiales en general se han visto aumentados desde los años 80. En esto ha influido el crecimiento de la población, factor que no está considerado en la desvinculación relativa. Por consiguiente, para Jackson el argumento de la desvinculación y el aumento de la eficiencia productiva no parecen suficientes para afrontar el problema de los límites ecológicos en el crecimiento. Se deben realizar cambios estructurales.

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